Entramos en el período del año más cargado de tópicos. Posiblemente este articulo también podría entrar en esta clasificación; pero no puedo resistirme a la incongruencia de no llamar a las cosas por su nombre y este período de tiempo que los cristianos llamamos Adviento, venida del Redentor, es un buen momento para reflexionar.
Con la encendida de luces y reclamos en las calles se inicia la legitima campaña comercial de todo tipo de establecimientos, de la cual depende en muchos casos más del 70 % de los ingresos anuales y la subsistencia de muchas familias. Esto nos “obliga”, de alguna manera, a entrar en una frenética carrera de compromisos, cenas de trabajo, fiestas, consumos, consumismo, etc… que de no saberlos gestionar nos haría perder el verdadero sentido de lo que estamos celebrando.
El Señor nos “regala” a su Hijo como Salvador de la humanidad y este es el verdadero mensaje y legado de estos días; y que mejor forma de conmemorarlo que “regalándonos” a los demás.
Intentémoslo hacer de verdad, no con el buenismo y gazmoñería de estas fiestas. La verdadera NAVIDAD consiste en coger energía y fuerzas para todo el año litúrgico, significa la renovación de nuestro compromiso con el Señor que nos obliga con el prójimo en el perdón, acompañamiento, ayuda, comprensión….
Miremos a Jesús en el pesebre con admiración, respeto y perplejidad, como si fuésemos niños, ante el enorme y maravilloso misterio que significa su venida al mundo.
Así siento la verdadera NAVIDAD, todo lo demás es la celebración del SOLSTICIO DE INVIERNO….cada cosa por su nombre.
Lectura recomendada : Lucas 2:14
*Me gustaría saber vuestra opinión, espero vuestros comentarios.
Eugenio Kiskeri
Es el contraste de estas fechas: Cristo nace humilde en un pesebre, pero lo celebramos con opulencia ya que es una gran noticia. ¿Qué debió pensar San José cuando tuvo que aceptar que el niño naciera allí?
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