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Y allá sentado el antecesor común,
a la puerta de su gruta, mientras oteaba el paisaje,
tal vez mejor divisara Tu rostro en las cosas
que nosotros en nuestra pequeñas pantallas,
tan individuales, tan modernas,
tan avanzados, en suma - y en resta de calor humano-.
Y si Lucy, allá postrada con la espina dorsal quebrada,
ya atisbara los indicios de tu eternidad,
cuando justo antes de su caída ni siquiera imaginara?
Luego debería ser absurda nuestra eventual desazón,
a estas alturas...
Mas ahí sigue.
Como sigue, a la sazón, por más que en ella ahondemos,
tras ver la de Cristo en su Cruz.
(¿Sentir temor a que nos deslumbre su luz ?)
8
¿Por qué preguntarnos en qué para todo esto,
cuando sabemos que nada se detiene?
Ni los astros ni la luna, que gira y gira
contemplando noche y dia esta Tierra nuestra y mía.
Y por lo mismo que de día, sin divisarla, la sabemos,
no habrá razón de que nuestras vidas confiarle podemos
a Aquél quien nos mira, en la larga noche de los tiempos?
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